martes, 14 de febrero de 2012

Cuando un sueño se hace realidad

Es curioso darse cuenta lo que se puede aprender cuando a uno no le queda más remedio. 
Cuando terminé mi libro creía que era bueno. Tenía esperanzas de que lo fuera. Había invertido mucho tiempo de mi vida en él, para  que no tuviese salida. Y me dije, <<las editoriales se lo van a rifar>> Ja, ja, ja. Por eso soy escritora novel, por creer que una editorial va a valorar mi obra de verdad.
A día de hoy, después de que las editoriales me hayan ignorado completamente y haya decidido autopublicar mi libro, he de decir que me siento más que satisfecha. Me doy cuenta de todo lo que he aprendido gracias a que no me lo hayan publicado. A la seguridad en mí misma que he cogido aprendiendo a maquetar la obra, a buscar una imprenta, a buscar un programa para preparar el e-book y un largo etc. Diría que siento que hoy Gálora es más mío que nunca. Sé que todo el proceso de publicación, desde la primera hasta la última palabra, fue mío. Y eso es algo gratificante. 

Por eso hoy, no creo que mi libro sea bueno, que lo es. Al margen de que sepa que aprenderé a hacerlo mucho mejor. Pero estoy segura de lo que he hecho y me siento realizada por ello. Me gusta el resultado del tiempo que invertí. Las largas horas entrada la madrugada escribiendo. Los fines de semana encerrada en casa leyendo. Ha merecido la pena. Escribo porque me gusta. Me encanta escribir. Y eso es algo que se ve en mi libro. Esa emoción encerrada en mi mente cuando la idea surgió. Leyendo Gálora, vuelvo a vivir la historia. Es como si de alguna manera los personajes ya no fuesen títeres en mi mente, sino que llegó el momento en que han cobrado vida. Y por eso, Gálora es más mía que nunca, más de todos que nunca. Porque hoy, Gálora ya no es un sueño en mi cabeza, es una realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario